HOY ENTREVISTAMOS A… SILVIA ELÍA Y MAXI ETAYO
Para la entrevista de hoy tengo
el placer de contar con dos personas para las cuales sobran las presentaciones.
Creo que no habrá mucha gente que haya pasado por el grupo y no haya conocido a
Silvia y a Maxi. No en vano llevan en Mikael desde sus inicios y nadie ha
estado tantos años como ellos portando la “roja y verde” al cuello. Su voz es
la de la experiencia y por ello se han ganado a pulso un hueco en esta sección.
De
selfie
¿Podéis contarnos como ha sido vuestra trayectoria en el grupo?
Silvia: ¡Madre mía! Todo empezó hace ya… ¡20 añazos! Cuando yo
tenía 8. Si mal no recuerdo, estábamos en la catequesis de la parroquia (ese
año hacíamos la comunión) y vinieron a hablarnos de un grupo scout que
iba a empezar su andadura. ¿Un grupo que? Imaginaos, no habíamos oído
hablar de los scouts nunca y
mucho menos sabíamos que hacían. A mis padres y a los de todos mis
compañeros
les debió de encantar la idea porque nos apuntaron a todos al grupo.
Efectivamente
y como nos ha pasado muchos, fue gracias a mis padres que decidieron en ese
momento por mí
que pude disfrutar de todo lo que supone ser miembro de un grupo scout.
Pase por todas las etapas desde Lobatos hasta Rutas y cuando
llego el momento me decidí a probar también como monitora.
Maxi: Yo empecé en el grupo en tercero de primaria, con 7 u 8 años.
Recuerdo que antes de apuntarme fui a una excursión a la nieve a la que nos
invitaron a todos los chicos y chicas de las catequesis. Cuando era Pre-Ranger
I me desapunté, ya que me coincidían las actividades con los partidos pero
volví al año siguiente porque lo echaba de menos. Y desde ahí estuve hasta
rutas, cuando tomé la decisión de seguir mi estancia en el grupo ya como
monitor. Y ya van 8 años desde que tomé esa decisión.
Primero fuisteis chavales durante muchos años. ¿Cómo fue esa etapa?
Silvia: ¡Qué manera de disfrutar! ¡Cuántos recuerdos! Juegos,
excursiones, talleres, Gorkas, campamentos, cientos de anécdotas, infinitas
reflexiones, gente que viene, gente que se queda y gente que se va… También
hubo momentos de dudas, momentos de: ¿esto es para mí? La
verdad, no sé cómo resumir
en pocas palabras todo lo vivido en esos diez años… Simplemente
es algo inolvidable, algo que ha marcado mi vida y que me ha hecho ser como
soy.
Maxi: Siempre digo que si pudiera firmar volvería a ser chaval sin
duda. Me gusta ser monitor pero el ser
chaval tiene ese toque de despreocupación y aventura que siendo monitor a veces
te falta. Tengo muy buenos recuerdos de esa etapa, sobre todo cuando era Ranger
o Pionero, que ya estaba más a gusto con mis compañeros de rama y nos
llevábamos todos mejor puesto que éramos menos que cuando éramos Lobatos y me
sentía más unido al grupo en su conjunto. Algo que si que recuerdo de mi etapa
de chaval, sobre todo de cuando era pequeño, es que éramos bastantes menos que
ahora y nos sentíamos más como una pequeña familia.
Después de todos esos años de chaval, pasáis a monitores. ¿Qué nos
podéis decir de esa etapa?
Silvia: Si
la etapa de chavala la disfrute, la de monitora… ¡Impresionante!
Ahora veía
todo desde el otro lado de la barrera. No podía imaginar todo el trabajo, el
esfuerzo, las ganas y la ilusión que había detrás de cada actividad, de cada campamento,
de cada detalle. ¡Cuánto
se da pero cuanto se recibe! Es lo que hace que esta rueda funcione. Esa satisfacción de
ver que una actividad sale, ver la cara de tus chavales disfrutando con algo
que has preparado… Por supuesto, también hubo momentillos de flaqueza, de
épocas no tan buenas, pero al final se notaba que éramos un buen
equipo,
todos tirando hacia la misma dirección y trabajando por lo mismo: por
nuestros chavales.
Maxi: La verdad es que es una etapa muy diferente, pero también es
una etapa muy enriquecedora. Conoces a muchísima gente y aunque conlleva un
cierto trabajo, creo que la recompensa personal que se obtiene es más que
suficiente. Uno de los mejores momentos es cuando ves que tus Lobatos o Pre-Ranger
se han convertido ya en Rutas y en seguida terminarán su etapa como chavales.
¿Qué momentos recuerdas con un mayor cariño?
Silvia: ¡Buff! Es
dificil decir. Son
tantos momentazos en 16 años… Como chavala tengo muuuuchos recuerdos de mi etapa
como Lobato.
Supongo que porque fue el inicio, cuando todo es novedoso para ti. Yo
alucinaba: ¡nos
perseguían monos y cazábamos un tigre! ¿Qué más se puede pedir?
(risas) Como
monitora, lo mismo, son tantas cosas… Quizás recuerdo con especial cariño mi
primer año: tenía ilusión como para parar un tren. Intentaba
absorber como una esponja todo lo que me ensañaban los viejos lobos y conocí a
mis primeros chavales (los actuales rutas) que entonces eran Lobatos y
con los que he compartido 4 años de mi etapa como monitora. ¡Ah! ¡Y
los Kraales de
campamento de los primeros años! Momento de desconexión y de risas con tus
compañeros:
simplemente genial.
Maxi: Existen muchos buenos momentos, tanto de chaval como de
monitor. Como chaval, los mejores momentos eran las noches de los campamentos
en los que no parábamos de hablar y reírnos. También recuerdo con especial
alegría el día de mi Promesa y el día que subimos la Gran Facha (3.005 metros)
en una travesía de Pioneros. Los momentos de apalanque también eran recibidos
con gran efusividad dentro de mi rama.
Como monitor, siempre es bonito
el momento en el que un chaval o chavala te pide ser su padrino de promesa. Aunque
pienso que los monitores debiéramos restarle importancia a eso, la verdad es
que es un momento emotivo.
¿Alguna anécdota graciosa que recordar toda vuestra vida?
Silvia: Que
preguntas tan difíciles estas de tener que elegir… ¡hay infinitas! Pero
siempre me rio mucho con una en la que nos robaron el mástil de campamento. ¿Os
acordáis?
Había sido ya el día de padres y solo quedábamos en la campa los monitores para
terminar de desmontar alguna cosilla. Total, que entre otras cosas dejamos
pendiente de quitar el mástil porque era mirarlo y te entraba una pereza... Así
que nos fuimos a dormir. Al día siguiente al salir de la tienda… ¿Y
el mástil? ¿Quién
se ha tomado la molestia? Si mal no recuerdo habían sido unos del pueblo. Ellos lo
hicieron por tocar las narices y fastidiar, pero nos hicieron el favor de nuestras
vidas. Lo
habían desmontado y lo habían dejado por ahí tirado entre la maleza.
¡Trabajo perfecto!
Y nosotros desternillados por su gran “fechoría”.
Maxi: Si les preguntaras a quienes fueron mis monitores seguro que
tendrían un montón de anécdotas en las que estaré yo involucrado. La verdad es
que en los scout algo que no faltan son anécdotas y momentos graciosos. Y la
mayoría de estas se dan en travesías. Recuerdo una con los Ranger (que ahora
son Rutas), en la que teníamos albóndigas de lata para cenar. Cuando las
abrimos no paraban de salir albóndigas en cantidades desmesuradas, igual había
unas 20 por lata. Creo que esa fue la primera travesía scout de la historia en
la que la gente no podía comer más.
Como chaval, sé que mis monitores
me recordarán por ser un desastre y llevar varias cosas colgando en mi mochila
de travesía o no saber ni doblar un papel por la mitad en un taller de
papiroflexia…
A Maxi siempre le
gustaron los juegos de habilidad
¿De qué personas os acordáis más?
Silvia: Va
a sonar a típico pero... son tantas las personas con las que me he cruzado en este
camino y que me han marcado: chavales, compañeros de rama, de Kraal, padres,
consiliarios, gente de la parroquia, de la Delegación...
que no
puedo hacer una lista sin dejarme a nadie.
Maxi: Al final recuerdas a muchísima gente que te marcan por una
cosa u otra; monitores de cuando eres chaval, monitores con los que compartes
preparaciones de campamentos o Kraales, chavales a los que acabas cogiendo
especial cariño después de haber estado tantos años siendo su monitor, etc. Si
hiciera una lista con nombres no acabaría. Eso sí, hago una especial mención a
Alberto Jiménez “Chowi”, que ha compartido conmigo estos 8 años de monitor,
desde mi primer campamento hasta el último.
¿Qué sensaciones tienes después de tantos años invertidos en el grupo?
Silvia: Aquí
sí
que en pocas palabras: me siento muy satisfecha y realizada.
Maxi: La sensación es que ha sido una inversión muy gratificante
para mí. Educar a un chaval o chavala y verlo crecer, desde que tiene 10 años
hasta que tiene 18 es algo muy emocionante y que es difícil de explicar con
palabras. Mikael es para mí como una segunda familia más o menos.
¿Cómo creéis que todo esto de los scout ha influido en como sois
vosotros ahora?
Silvia: Indudablemente
ha influido muchísimo en cómo soy ahora, en cómo tomo mis decisiones, en cómo me
comporto con las personas que me rodean, cómo afronto las cosas que me van
pasando en la vida. ¡Todo!
Maxi: Yo creo que mucho. Soy una persona que ha ido cambiando mucho
desde que era pequeño hasta ser adolescente y desde entonces hasta aquí
también. Pienso que los scouts han tenido una gran influencia en este cambio.
Silvia, tu ya has dejado el grupo definitivamente. ¿Cómo es la
sensación de ya no estar en un grupo en el que has vivido tanto?
Silvia: Vamos
a ver, voy a ser totalmente sincera. Los sábados por la tarde me siento mucho más
relajada. (Risas) En
serio, me acuerdo constantemente del grupo y muchas veces sientes nostalgia.
Por suerte hoy por hoy, seguimos muy de cerca al grupo y mantenemos el contacto
yendo de vez en cuando a alguna actividad especial o a campamentos. Incluso
este año, tenemos una comisión de antiguos para ayudar un poquillo con el tema
del aniversario y tenemos reuniones todos los meses. Vamos,
que nos “hemos ido”, pero siempre con la sensación de que el grupo sigue
manteniendo las puertas abiertas para todos.
Silvia dejo el grupo
satisfecha de su trabajo
Haciendo un poco memoria de los inicios que vosotros llegasteis a
conocer, ¿En qué ha cambiado el grupo?
Silvia: En
muchas cosas. Yo
creo que realmente todo ha ido evolucionando y cambiando
progresivamente, desde los locales hasta el número de chavales. Fijaos que cuando
empezó el grupo solo había dos ramas: Pre-ranger y Lobatos.
Los monitores creo que de un tiempo a esta parte hemos necesitado formarnos más
por las exigencias de la propia sociedad. Antes parecía más sencillo irse con
unos cuantos chavales al campo pero ahora hay que llevar todo mega-atado y
controlado. Pero en realidad la esencia creo que sigue siendo la misma: brindar
a nuestros chavales la oportunidad de formarse como personas, de educarse,
de crecer en unos valores
sin ser casi conscientes de ello mediante juegos.
Maxi: Para empezar, el grupo ha crecido bastante en número desde
sus inicios. Ahora hay unos 120 chavales apuntados, cuando antes recuerdo que
cabíamos en casas muy pequeñitas. Por lo demás han ido cambiando bastantes
cosillas de diferentes ámbitos, con más o menos importancia, que si no has
vivido el antes y el después son difíciles de ver. Esos cambios siempre han
intentado hacerse a mejor por parte de los monitores y creo que eso es lo
importante.
En una sola frase, ¿Qué os lleváis de vuestra aventura scout en la
mochila?
Silvia: ¡Buff! Voy a necesitar una de travesía pero de las grandes
grandes. Me
llevo cada experiencia positiva de las que he disfrutado infinitamente, las no
tan buenas de las que he aprendido un montón y a cada persona que me ha
aportado algo en esta gran trayectoria.
Maxi: Yo me llevo todos los buenos momentos pasados, las personas
conocidas, las experiencias vividas y el sentimiento scout en el corazón.
Foto de monitores 2009/2010.
Sois dos grandisimas personas!!! Llenais de alegria a todo aquel que os rodea.
ResponderEliminarSin duda Mikael no seria como es si no fuera por vosotros.
Muchas gracias por estar a nuestro lado desde el principio.
Ha sido una tremenda alegria coincidir con vosotros, conoceros, convivir, aprender, crecer y "apalancarnos" Jajajaj.
Muchas gracias por formar parte de mi vida.
Un fuerte abrazo!